Un gigante se asoma en el horizonte del desierto de Atacama, y lamentablemente no se trata de una nueva maravilla astronómica. Es todo lo contrario: un gigante encargado de evitar que podamos mirar el cielo nocturno.
AES Andes, subsidiaria de la empresa eléctrica estadounidense AES Corporation, ha presentado un proyecto de complejo industrial de proporciones descomunales que amenaza con opacar, literalmente, los cielos más prístinos del planeta.
Acá un gráfico que muestra el nivel de contaminación lumínica (luces artificiales que no dejan ver el cielo) de los principales observatorios del mundo: mientras más chica la barra, mejor.
(por ahora) somos el mejor país de Chile.
Imaginen un complejo industrial del tamaño de Valparaíso, con puerto, plantas de producción de amoníaco (evitaremos el chiste fácil del pichí) e hidrógeno, y miles de unidades de generación eléctrica, a escasos kilómetros del Observatorio Paranal. Sí, ese mismo donde se obtuvo la primera imagen de un exoplaneta [1] y se realizaron observaciones cruciales para confirmar la expansión acelerada del universo.
La comunidad astronómica chilena e internacional ha levantado la voz de alarma. Con justa razón, pues la contaminación lumínica que generaría este megaproyecto pondría en jaque décadas de inversión en instrumentación científica de punta y amenazaría el futuro de la astronomía en Chile.
No se trata de una exageración. El desierto de Atacama, con su atmósfera estable y cielos excepcionalmente oscuros, es un paraíso para la observación astronómica. Gracias a estas condiciones privilegiadas, el mejor país de Chile se ha posicionado como líder mundial en la materia, atrayendo a los telescopios más avanzados del planeta y albergando proyectos como el Extremely Large Telescope (ELT), que promete revolucionar nuestra comprensión del cosmos.
Para el fotógrafo, la noche más importante de su vida. Para el desierto de Atacama, un día martes cualquiera. Créditos: P. Horalek/ESO
El impacto de este complejo industrial sería devastador. La luz artificial, el polvo en suspensión durante la construcción y el aumento de la turbulencia atmosférica afectarían irremediablemente las capacidades de observación de los telescopios, incluyendo al ELT, la última chupá del mate de la astronomía mundial.
Xavier Barcons, director general del Observatorio Europeo Austral (ESO), ha calificado el proyecto como un "riesgo crítico" para los cielos nocturnos, enfatizando que la contaminación lumínica tendría un "impacto irreparable" en las observaciones astronómicas [2].
Es como si se instalaran fábricas de cloro al lado de las viñas, para nunca más producir buenos vinos. O si pusiéramos minas de criptomonedas que aprovechan de secar los lagos del sur. Sería un sinsentido como el que se está cometiendo ahora en Atacama.
La preocupación no se limita al ámbito científico. Los cielos estrellados del desierto de Atacama son un patrimonio natural único. Preservar la oscuridad de estos cielos es crucial, no solo para el avance de la ciencia, sino también para la protección de un recurso natural invaluable.
Ante esta amenaza, la comunidad científica hace un llamado a la reubicación del proyecto. Se trata de una medida fundamental para evitar daños irreversibles a los cielos de Atacama y salvaguardar el futuro de la astronomía en Chile.
Es hora de que las autoridades y la empresa responsable del proyecto tomen conciencia de la gravedad de la situación. Si bien el desarrollo de las energías renovables es primordial para el crecimiento sustentable de nuestro país, este no puede ir en desmedro de la protección de nuestro patrimonio natural y el liderazgo de Chile en la investigación astronómica.
Está en juego la preservación de uno de los últimos santuarios de cielos oscuros del planeta, un tesoro que pertenece a toda la humanidad y que debemos proteger para las generaciones venideras.
Referencias
1.
https://www.eso.org/public/chile/news/eso0515/?lang
2.
https://www.eso.org/public/chile/news/eso2501/?nolang
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